Pensamiento Alternativo

sábado, junio 24, 2006

¿Por qué votamos?

Gilberto García Vazquez


La temporada electoral ha llegado a su etapa final. ¡Al fin!, dirán muchos. Este sentimiento, sin embargo, tiene poco que ver con la extensión de las campañas y más con su calidad. A los ciudadanos se nos requiere que optemos por la alternativa que mejor nos represente, pero a lo largo de meses se nos da poca información, información a medias, o solo grandes mentiras. Se supone que debemos tener la capacidad de visualizar las consecuencias presentes y futuras de las plataformas de los partidos políticos y sin embargo, esa información y ese debate no existen. Ante este vacío, uno no puede evitar preguntarse si la democracia electoral que hemos adoptado, y que nos sale tan cara, merecería mejores políticos de los que ahora tenemos.

La respuesta es no. De hecho, gozamos y sufrimos a los políticos que hemos cultivado en nuestro jardín electoral. Las reglas que rigen el comportamiento de los actores políticos se han desvirtuado tanto, que actualmente éstos responden menos a los ciudadanos y más a las burocracias partidistas y los intereses de particulares.

Los partidos políticos eligen a sus candidatos de formas que van de poco a no democráticas. En el Verde Ecologista prevalecen los derechos de sangre; en el PRI se premia la lealtad a la burocracia partidista o a los cacicazgos locales; en el PRD las cuotas y la adhesión a "corrientes internas" determina el aparecer o no en una boleta; en el PAN las elecciones son similares a las del Club Campestre -adecuadas para un club social, pero no para un partido político moderno. La suerte de los políticos, en mayor o menor medida, depende de burocracias partidistas, y no de la ciudadanía. Siendo así, ¿a quién le otorgan los políticos su lealtad? Cuando se discute un tema en el que hay intereses conflictivos entre lo que es conveniente para la ciudadanía y lo que es conveniente para el partido, ¿con quién comprometen los políticos su voto?

Con las campañas se supone que llega la fiesta democrática, el proceso en el que los ciudadanos tendremos la posibilidad de encontrar al candidato que mejor nos represente. Sin embargo, lejos de vivir un ejercicio en el que las ideas determinen el sentido de nuestro voto, nos encontramos embutidos en un pleito cuyo resultado final está en gran parte definido por el dinero, y no por los intereses de nuestra comunidad. Algo está definitivamente mal en el diseño y operación de nuestro llamado sistema democrático.

Los partidos políticos reciben grandes cantidades de dinero. El financiamiento público del 2000 al 2005 fue de 16 mil 500 millones de pesos. De acuerdo a un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el dinero asignado a los partidos políticos durante el 2005 equivale al presupuesto federal para el Fondo de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos. La justificación a estas ridículas cantidades de dinero no podría ser más cándida: para exponernos sus ideas, los políticos necesitan dinero. Y en su desesperación por desplegar masivamente sus maravillosas propuestas, los políticos podrían verse en la tentación de canjear dinero por compromisos indebidos. La solución: darles mucho del dinero de todos. Sin embargo, dejando a cándida de lado, la forma en la que ha evolucionado el sistema político en México ha hecho que los intereses particulares estén por encima de los intereses comunes. Por ejemplo, la llamada Ley Televisa. En una aberrante decisión la Cámara de Diputados (en votación unánime) y el Senado (con los votos a favor del PRI y del PAN, con la honrosa excepción del Senador Javier Corral), y con el expedito e irreflexivo consentimiento del Presidente Fox, formalizaron el monopolio televisivo. La decisión "democrática" de nuestros "representantes" limita la recaudación de recursos públicos por concepto de concesiones, y obstaculiza la posibilidad de democratizar los medios de comunicación a través de la competencia. Las burocracias partidistas se prestaron a esta estafa con base en sus intereses: otorgaron privilegios a cambio de coberturas televisivas positivas. No obstante los ciudadanos pagamos enormes cantidades de dinero en partidos y elecciones, no hemos garantizado que "el bien común" de Manuel Gómez Morín se anteponga al "véngase señor tu reino" de Madrazo, Espino, Fox, y compañía.

La forma en que los partidos políticos están organizados, así como la falta de controles ciudadanos, explica parte de nuestro enredo. Si los ciudadanos pudiéramos elegir a los candidatos, los políticos buscarían estar más en contacto con los intereses de las comunidades y menos con los de las burocracias partidistas. Si los ciudadanos tuviéramos el derecho de la reelección consecutiva, podríamos terminar la carrera política de quienes con su actividad publica nos defrauden. Sin embargo, los políticos deben en gran parte su suerte a las elites de sus partidos, por las que ni tú ni yo votamos. ¿En dónde nos perdimos? ¿Cómo hemos invertido tanto en una democracia que no está funcionando? ¿Cuándo y cómo sustituimos a gente de la estatura intelectual y moral de Manuel Gómez Morín, Heberto Castillo, Adolfo Christlieb Ibarrola, Efraín González Morfín, y Reyes Heroles, por los enanitos de Manuel Espino, Mariano Palacios Alcocer o el Niño Verde? ¿Cómo fue que les entregamos nuestro país?

El humo que se genera durante la temporada electoral deja poca claridad para elegir. Si lo único que sabemos de los candidatos es lo que nos dicen a través de los 20 segundos del comercial de televisión, destaca más su vestuario, maquillaje, altura, complexión, sonrisa, iluminación y arrugas, que sus idas y propuestas. Los ciudadanos terminamos eligiendo sobre la base de la tradición o la percepción superficial. Como están diseñadas, las campañas no nos facilitan la tarea de votar, e incluso cuando un ciudadano busca elegir con base en la razón, requiere de más tiempo y esfuerzo del que debería -encontrar coherentes propuestas de campaña es como bucear en las aguas negras. El día de hoy, uno de los más efectivos métodos para hacer campaña es la "estrategia del miedo", en donde las razones se esfuman para dar paso a las mentiras, o las verdades a medias. "Andrés Manuel endeudó a la Ciudad de México" No es verdad. La tasa de crecimiento de la deuda de la Ciudad de México fue responsable, menor que en 14 estados, y similar a la del gobierno federal. "Felipe Calderón firmó el Fobaproa". Como diputado, Calderón aprobó el supuesto endeudamiento de la Ciudad de México (aunque luego como en otras muchas cosas se lave las manos), pero nunca votó por el Fobaproa.

Con candidatos que invierten tanto tiempo y recursos en distorsionar la realidad, resulta más sencillo apegarnos a estereotipos heredados y percepciones irreales. Terminamos apoyando a la persona que menos representa nuestros intereses. Las técnicas de campaña están diseñadas para reforzar los estereotipos negativos o las cualidades personales de los candidatos por encima de los argumentos. Esto hace que las elecciones versen en la mercadotecnia. Parece, entonces, que el candidato que contrata a la mejor compañía de relaciones públicas tiene mayores posibilidades de ganar la elección. Y la mercadotecnia se paga con dinero... mucho dinero. Y al final, en medio del humo que se provoca con campañas de tan mísera calidad, uno se pregunta no sin razón: ¿Por qué votamos?

4 Opiniones:

  • Desafortunadamente son los menos los que investigan y
    se evisten de poder o de curiosidad para investigar y
    entender las propuestas de los candidatos. La apatia,
    la ignorancia, las flojera colectiva, el letargo que
    aun nos invade, pero sobre todo la falta de educacion
    ciudadana ha puesto a la democracia en este penos
    callejon. Definitivamente el voto razonado y enterado
    esta aun distante. El conocer a un candidato a travez
    unicamtne de un spot televisivo es tan peligroso como
    el ir al doctor a un sitio de internet. La ciudadania
    debe reclamar calidad de informacion y respuestas
    satisfactorias y honestas, lograremos eso? No lo se,
    veremos triunfar a la democracia en estas elecciones?
    Tampoco lo se. Espero que el abstncionismo no sea la
    actitu imperante en estas elecciones.

    Por que votar? Bueno a mi parecer es nuestro deber,
    nos esta costando mas vale que hagamos valer por lo
    que hemos pagado tando no crees? Para despertar e
    incluirnos en el proceso democratico, para decir que
    si queremos cambio, para decir que vamos a exigir
    cuentas, para exigir un proceso politico en el que las
    bases sean tomadas en cuenta, de verdad.

    Tengo que irme, estoy al pendiente de las elecciones,
    espero que todos los que puedan demuestren que ser
    ciudadanos no es un privilegio sino un deber.

    Alicia

    PorAnonymous Anónimo, a las 3:34 p.m.  

  • Estimados amigos.
    He ahí el peje.
    Les invito a seguir la siguiente breve reflexión, aunque sea a manera de escarmiento por sus inclinaciones políticas. :)
    a) Como pretensos cientificos sociales que son(somos) sabemos que una tesis social es muy dificil de probar más allá de toda duda. Como )malos= ejemplos veamos que los economistas por ejemplo no pueden probar que las tasas de interes afectan el crecimiento de una economía; los psicólogos no pueden probar que el prozac te hace feliz o que no lo hace. etc.
    b) No podemos probar que perdió AMLO. No hay método estadístico contra vendidos, no hay video que pruebe que NO hubo trampa. No hay manera de probar que el PAN no convenció a 300000 personas y distribuyo las mismas boletas para qeu votara cada uno doble por calderón. No lo vamos a poder probar.
    c) AMLO nos ha convencido de que tenemos que probarle que perdió.

    ERGO Se van a anular las elecciones o va a haber una revolución o las dos.

    Ojala comenten el punto.
    F.

    PorAnonymous Anónimo, a las 11:23 p.m.  

  • Estimados amigos.
    He ahí el peje.
    Les invito a seguir la siguiente breve reflexión, aunque sea a manera de escarmiento por sus inclinaciones políticas. :)
    a) Como pretensos cientificos sociales que son(somos) sabemos que una tesis social es muy dificil de probar más allá de toda duda. Como )malos= ejemplos veamos que los economistas por ejemplo no pueden probar que las tasas de interes afectan el crecimiento de una economía; los psicólogos no pueden probar que el prozac te hace feliz o que no lo hace. etc.
    b) No podemos probar que perdió AMLO. No hay método estadístico contra vendidos, no hay video que pruebe que NO hubo trampa. No hay manera de probar que el PAN no convenció a 300000 personas y distribuyo las mismas boletas para qeu votara cada uno doble por calderón. No lo vamos a poder probar.
    c) AMLO nos ha convencido de que tenemos que probarle que perdió.

    ERGO Se van a anular las elecciones o va a haber una revolución o las dos.

    Ojala comenten el punto.
    F.

    PorAnonymous Anónimo, a las 11:24 p.m.  

  • Primero felicitarlos por sus reflexivos articulos, en cuanto a elecciones nunca he votado porque siempre me han parecido una farsa a la que prefiero no prestar mi apoyo. Sin embargo, como no veo television, no acabo de explicarme la actitud de amigos y familiares de furia cuando hablan en contra de AMLO. Quizas sea porque la television les facilito no tomar decisiones ni usar el cerebro, en fin no encuentro otra explicacion.

    YBS

    PorAnonymous Anónimo, a las 8:18 p.m.  

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