Pensamiento Alternativo

martes, agosto 15, 2006

Los perversos espermatozoides

Gilberto García Vazquez

La derecha está de fiesta, y la izquierda de plantón. La Unión Nacional de Padres de Familia, y otras organizaciones católicas, se han pronunciado en contra de la información sexual en las escuelas secundaria. El problema, dicen, es que el contenido de los nuevos libros de ciencias promueven la sexualidad entre los jóvenes, dan acceso al pacer, fomentan el uso de preservativos, y no promueven los valores morales. En un comunicado emitido la semana pasada, dicen oponérse “… a un sistema de información sexual desvinculado de los principios morales: dicha postura no es sino un estímulo para introducirse en la experiencia del placer sexual, abriendo el camino al vicio”). Para rematar el caso, el cardenal Norberto Rivera ha dicho que el contenido de los nuevos libros de ciencias es inadecuado… ¡porque no se basa en datos científicos!

Hace dos días tuve la oportunidad de leer uno de los libros prohibidos. Lejos de incitarme al placer, su contenido me llamó gratamente la atención. Estos libros han sido editados por científicos con amplio prestigio académico y experiencia editorial y pedagógica. El falso “debate” que estas organizaciones promueven me ha hecho recordar mis días de estudiante en la Escuela Secundaria Técnica # 1. Tengo muy presente que en una conversación “entre chavos” -en la parte trasera del taller de Máquinas y Herramientas-, uno de mis compañeros, por ser avanzado entre todos en los temas sexuales, se permitió dar una cátedra de sexualidad a un grupo de niños virtuosos, y otros que estábamos en proceso de dejar de serlo. Este chicuelo, convertido en la autoridad sexual, exponía con desenvoltura y precocidad. Un acongojado amigo que acababa de tener relaciones sexuales sin condón le preguntó sobre los riesgos de que su novia quedara embarazada. El sexólogo más popular de la EST # 1 puso cara y tono serios para advertirnos: “Hay una prueba que nunca falla. Si los espermatozoides se hunden en el agua del retrete es porque son aún muy débiles, por lo que no puedes tener hijos. Pero si los espermatozoides flotan, es que ya pueden embarazar”. A pesar de que los espermatozoides de varios de los que atendieron esa cátedra no flotaron, muchos de ellos se hundieron en la difícil responsabilidad de ser padres siendo aún niños. Los espermatozoides no estaban débiles; lo que estaba débil era la inteligencia.

Resulta obvio decir que cada persona tiene el derecho de practicar la fe religiosa de su preferencia, y de apegarse tan estrictamente a los postulados de su religión como le sea conveniente. Pero nadie tiene derecho a imponer sus dogmas y creencias personales a los demás, ni a pretender que existe un debate que ponga en el mismo plano a hechos científicos con los mitos. Cuando uno acude a la escuela tiene el derecho a aprender, debatir, y analizar lo más reciente en el mundo de la ciencia y el conocimiento, a formarse un criterio propio y a no ser relegado en el mundo de supersticiones de la edad media. Es derecho de todos saber sobre el desempeño de esos espermatozoides que si bien desempeñan una función biológica fascinante, nunca son tan buzos.

Contradictoriamente, lo que verdaderamente “fomenta el vicio” es la ignorancia, y no la información. El oscurantismo es la guía para que los perversos abusen de los ignorantes, los niños accedan a una paternidad prematura e irresponsable, los adolescentes sufran de enfermedades sexuales, los estudiantes se formen en una sociedad repleta de tabúes, y los estereotipos de género y abusos sexuales se reproduzcan -por los siglos de los siglos.

Está en un error quien asevera que la educación sexual solo se debe impartir en los hogares. No existe mejor lugar que la escuela para romper el círculo de la ignorancia y la desigualdad en la información. Si bien es deseable que los padres auxilien a sus hijos en su educación –no solo en temas de sexualidad, sino en general- una de las ramas más importantes del conocimiento –aquella referente al cuerpo humano- no puede ser delegada a lo que en cada casa se pueda instruir sobre ella. ¿Por qué no dejamos la enseñanza de matemáticas a lo que en cada familia quieran o puedan enseñar? Porque eso dejaría a los niños con padres o tutores sin el conocimiento, la pedagogía, o el tiempo para enseñarles en desventaja con respecto a los niños cuyos padres o tutores sí pueden hacerlo. El argumento es exactamente el mismo. La educación, después de todo, no es un derecho de los padres, sino de los hijos.

El morbo que surge del ocultismo considera a los espermatozoides como perversos, cuando en realidad son entes biológicos fascinantes. Como es sabido, aún las más sólidas parejas encuentran su camino para pelear sobre miles de temas; lo que no es tan obvio es que hay una serie de desencuentros en los que el dinero, el fútbol de los domingos o las visitas a los suegros nada tienen que ver. U ejemplo: el tamaño de la placenta durante el embarazo. Uno de los puntos de conflicto entre los sexos es que tanto el peso de la reproducción como el costo de escoger mal a una pareja son sobrellevados de forma muy asimétrica entre hombres y mujeres. En un imaginario mundo en el que las parejas, luego de tener relaciones sexuales, nunca se volverían a ver (en este mundo imaginario los condones no existen… ¡aleluya!), se produce una arena para el conflicto de consecuencias apocalípticas. En este imaginario mundo la estrategia lógica para el hombre es hacer todo lo posible para maximizar la supervivencia de su descendencia, a cualquier costo, incluso el de la futura capacidad de reproducción de la mujer (en este mundo imaginario no hay segundas citas ni hipoteca compartida). Para la mujer la lógica es más compleja; si bien busca hacer lo suficiente para asegurar el éxito de su bebé, no desea sacrificar su vida o fertilidad futura. Un ejemplo de estas desavenencias es el tamaño de la placenta. Ese hermoso vientre que crece y crece, a pesar de que está solo parcialmente relacionado al cuerpo de la madre, invade su cuerpo con tentáculos que logran alcanzar los vasos sanguíneos, y así captar los nutrientes que beneficiarán el crecimiento del feto. En ese proceso de crecimiento e invasión de la placenta sobre el cuerpo de la madre se desarrolla una guerra secreta entre un batallón que proviene de los “imprinted genes” del padre contra los propios de la madre. Los del hombre hacen lo suyo para que la placenta crezca lo más posible, mientras los de la mujer los intenta apaciguar. Por eso, cuando los imprinted genes del hombre no funcionan correctamente, la placenta jamás invade el endometrio y el feto no tiene oportunidad de crecer. En contraste, si los imprinted genes de la mujer no se organizan bien, la placenta crece de más, y se desarrolla un cáncer muy agresivo: el choriocarcinoma. Esta es una escalada nuclear que, como en los años de la guerra fría, con el paso del tiempo ha propiciado un asombroso equilibrio, lo que en este caso también plantea un quimérico tema metafísico: aún en nuestros dispositivos más básicos, la clave del éxito humano es la cooperación. Después de todo, al conformar un equipo, la salud y la fertilidad de la pareja se convierten en metas conjuntas. “Colaboremos los dos para vivir juntos, en la salud y en la enfermedad, o hasta que choriocarcinoma nos separe”.

Esta historia, que muestra la maravilla de la vida, se basa en investigaciones publicadas en revistas científicas, que como tales están abiertas al debate y la comprobación empírica. Son, pues, refutables. Los espermatozoides buzos, o la información como avenida al vicio, son mitos. ¿Cuál es la historia que queremos que los adolescentes aprendan?

miércoles, agosto 09, 2006

¡Hace calor!

Gilberto García Vazquez


Escribo este artículo desde un departamento que arde, en la sección oeste del norte de Manhattan. Al igual que otras regiones en el mundo, Nueva York sufre los efectos de una “ola de calor” que ha trastornado todos los afanes de la jornada. Por el excesivo calor, por ejemplo, aún las personas más simpáticas ven extraviada su jovialidad –mi esposa, harto campechana en los días entibiados, con voz deshidratada me ha advertido que, o compramos aire acondicionado, o nuestro amor se verá tan afectado como la salud mental de los talibanes panistas-. En Ottawa, el canal Ridou, que en el invierno se convierte en la pista de patinaje más grande del mundo, este año rompió el récord de días que a causa del inusual “calor” permaneció cerrado. En Durango, el clima está cada vez más desfigurado –¡ni la inauguración de la Feria trajo las lluvias!-, me confió, no sin nostalgia, una amiga que ama la odisea de los juegos mecánicos harto remojados. El calentamiento global está trastornando el medio ambiente, la economía, y la capacidad de adaptación de las especies. ¿Qué es lo que pasa en el mundo, desde este departamento en la calle 107 hasta los campos de La Laguna, que cada día hace más calor?

Ésta no es una pregunta intrascendente. Después de todo, un equipo de aire acondicionado, mil pesos. Salvar el planeta -y con él el buen humor de mi esposa-, no tiene precio.

Durante más de un siglo hemos hincado nuestra cotidianeidad en el uso de energéticos fósiles. Nos movemos al son que tocan el petróleo, el gas, el carbón, y sus derivados. Hacemos el amor o la guerra en nombre del “oro negro”, y hemos cubierto nuestra vida con chapopote. Al presionar el acelerador del automóvil quemamos gasolina para animar engranajes y pistones, y, eventualmente, las llantas del coche. La combustión de gasolina, además de mover una mini-van de dos toneladas para transportar un kilo de naranjas, emite partículas de carbono. Estas partículas, yuxtapuestas a las que emiten ladrilleras, fábricas, y la quema -intencional o accidental- de árboles y herbajes, se almacenan en la atmósfera. A lo largo de millones de años, ésta delicada capa, formada por bióxido de carbono (CO2) y otros gases, ha atrapado parte de la energía solar que día a día entra en la Tierra. La atmósfera es, por así decirlo, el filtro que regula la salida de calor que, a través del reflejo de los rayos de sol en océanos y glaciares, el planeta rebota al espacio. Esta actividad providencial mantiene el planeta con el calor necesario para que lo habitemos. Sin embargo, la combustión de fósiles ha incrementado dramáticamente la cantidad de CO2 en la atmósfera. Como resultado, cada día menos energía solar es devuelta al espacio –cada día más calor es almacenado por la atmósfera-, por lo que la temperatura en el planeta se incrementa, los glaciares se derriten, plantas y animales desaparecen, y los huracanes son más fuertes y recurrentes. (La formación de huracanes tiene relación directa con la temperatura de los océanos: a mayor temperatura ambiente, los océanos son más cálidos, y los huracanes –como Wilma o Katrina- más frecuentes.)

De acuerdo a Climate Crisis, hay suficiente evidencia sobre el calentamiento global. El número de huracanes de categorías 4 y 5 (las dos mayores) se ha duplicado en los últimos 30 años; el derretimiento de los glaciares se ha incrementado a más del doble en la última década; al menos 279 especies de plantas y animales han comenzado a emigrar a zonas cercanas a los polos norte y sur -en búsqueda de un clima menos cálido-. De continuar la misma tendencia, en los próximos 25 años el nivel del mar –a causa del derretimiento de los glaciares- se incrementará lo suficiente para cubrir ciudades y poblados en la costa. Asimismo, proyecciones científicas publicadas en la prestigiada revista Nature estiman que para el año 2050 el océano Ártico estará libre de hielo, y más de un millón de especies enfrentarán peligro de extinción. Es un hecho: si no actuamos hoy, las “ondas de calor”, como la que en este departamento han adobado toda posibilidad de vibra salerosa, no solamente serán permanentes sino también causarán más víctimas. Dentro de 25 años, por ejemplo, 300,000 personas morirán, cada año, como consecuencia del calentamiento global. Esto no es una profecía apocalíptica salida de una ilusión caliginosa. El calentamiento global es un fenómeno real en el que los científicos han encontrado una extraordinaria coincidencia. No es casual que en los últimos 15 años se hayan registrado los 12 registros más cálidos en el planeta, siendo 2005 el año más caluroso.

Este bochornoso panorama no está escrito en los cielos, sino en nuestras acciones. No obstante hemos heredado la mejor casa-habitación en el vecindario, nos empecinamos en reventarla -¿o acaso hay alguien -que no sea Consejero en el IFE- que preferiría vivir en Marte? ¿Qué tal una casa de interés social en Venus?-. Si deseamos endosar un planeta habitable debemos actuar hoy. Mientras los líderes mundiales discuten eternamente la reducción de emisiones de CO2 –en torno al Tratado de Kioto-, los humanos de a pié podemos producir grandes cambios a través de pequeños ajustes.

Alliance for Clime Protection ha elaborado una lista de diez sencillas acciones que marcarán la diferencia entre un planeta con futuro, o un horno inhabitable. Cambia un foco: remplazar un foco regular por uno de luz fluorescente reduce 68 kilos de CO2 al año (¡y la cuenta de luz!). Conduce menos: caminar, pedalear la bicicleta, utilizar transporte público o compartir el coche deben ser actitudes comunes. Por cada kilómetro que se deja de utilizar el auto, se reducen 7 kilos de CO2. Reciclar: tú puedes reducir 1,088 kilos de CO2 al año reciclando la mitad de la basura de tu hogar. Checa tus llantas: mantener las llantas infladas correctamente mejora el kilometraje de tu coche en más de 3%. Usa menos agua caliente: calentar el agua requiere de mucha energía. Lavar la ropa con agua fría, por ejemplo, reduce 227 kilos de CO2 por año. Evita el empaque: si reduces tu basura en tan solo 10% ahorrarás 544 kilos de CO2 al año. Siembra un árbol: un árbol absorbe una tonelada de CO2 a lo largo de su vida. Apaga los aparatos eléctricos: apagar tu televisión, estéreo, o computadora cuando no las utilizas ahorra miles de toneladas de CO2 al año. ¡No votes por el Verde Ecologista! (esto no aparece en el decálogo de Alliance for Clime Protection… nomás porque no han sufrido al anti-climático Niño Verde & CIA).

¡Actúa! Escribe sobre calentamiento global en el periódico de tu escuela, o discútelo con tus amigos, alumnos, hermanos, hijos, compañeros, amantes, papás o vecinos –los niños son más susceptibles para entender sobre estos temas, además de volverse perfectos agentes de cambio-. Como sugiere Al Gore, en la reveladora película An Inconvinient Truth, envía una carta a tu regidor o presidente municipal en la que solicites la instrumentación de campañas de reciclaje de basura. Si no contestan a tu demanda, vota por otro partido. Si los del otro partido tampoco hacen algo, postúlate como candidato a presidente municipal o regidor. Precisamos de gobernantes que puedan ver -y proteger- el bosque completo, y no sólo algunas de sus ramas. De esto pende no solo el buen humor de mi esposa sino, sobre todo, que nuestros hijos y sobrinos y nietos puedan disfrutar de ese milagro –suma de extraordinarios accidentes atómicos- al que cariñosamente apodamos El planeta azul.

sábado, junio 24, 2006

¿Por qué votamos?

Gilberto García Vazquez


La temporada electoral ha llegado a su etapa final. ¡Al fin!, dirán muchos. Este sentimiento, sin embargo, tiene poco que ver con la extensión de las campañas y más con su calidad. A los ciudadanos se nos requiere que optemos por la alternativa que mejor nos represente, pero a lo largo de meses se nos da poca información, información a medias, o solo grandes mentiras. Se supone que debemos tener la capacidad de visualizar las consecuencias presentes y futuras de las plataformas de los partidos políticos y sin embargo, esa información y ese debate no existen. Ante este vacío, uno no puede evitar preguntarse si la democracia electoral que hemos adoptado, y que nos sale tan cara, merecería mejores políticos de los que ahora tenemos.

La respuesta es no. De hecho, gozamos y sufrimos a los políticos que hemos cultivado en nuestro jardín electoral. Las reglas que rigen el comportamiento de los actores políticos se han desvirtuado tanto, que actualmente éstos responden menos a los ciudadanos y más a las burocracias partidistas y los intereses de particulares.

Los partidos políticos eligen a sus candidatos de formas que van de poco a no democráticas. En el Verde Ecologista prevalecen los derechos de sangre; en el PRI se premia la lealtad a la burocracia partidista o a los cacicazgos locales; en el PRD las cuotas y la adhesión a "corrientes internas" determina el aparecer o no en una boleta; en el PAN las elecciones son similares a las del Club Campestre -adecuadas para un club social, pero no para un partido político moderno. La suerte de los políticos, en mayor o menor medida, depende de burocracias partidistas, y no de la ciudadanía. Siendo así, ¿a quién le otorgan los políticos su lealtad? Cuando se discute un tema en el que hay intereses conflictivos entre lo que es conveniente para la ciudadanía y lo que es conveniente para el partido, ¿con quién comprometen los políticos su voto?

Con las campañas se supone que llega la fiesta democrática, el proceso en el que los ciudadanos tendremos la posibilidad de encontrar al candidato que mejor nos represente. Sin embargo, lejos de vivir un ejercicio en el que las ideas determinen el sentido de nuestro voto, nos encontramos embutidos en un pleito cuyo resultado final está en gran parte definido por el dinero, y no por los intereses de nuestra comunidad. Algo está definitivamente mal en el diseño y operación de nuestro llamado sistema democrático.

Los partidos políticos reciben grandes cantidades de dinero. El financiamiento público del 2000 al 2005 fue de 16 mil 500 millones de pesos. De acuerdo a un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el dinero asignado a los partidos políticos durante el 2005 equivale al presupuesto federal para el Fondo de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos. La justificación a estas ridículas cantidades de dinero no podría ser más cándida: para exponernos sus ideas, los políticos necesitan dinero. Y en su desesperación por desplegar masivamente sus maravillosas propuestas, los políticos podrían verse en la tentación de canjear dinero por compromisos indebidos. La solución: darles mucho del dinero de todos. Sin embargo, dejando a cándida de lado, la forma en la que ha evolucionado el sistema político en México ha hecho que los intereses particulares estén por encima de los intereses comunes. Por ejemplo, la llamada Ley Televisa. En una aberrante decisión la Cámara de Diputados (en votación unánime) y el Senado (con los votos a favor del PRI y del PAN, con la honrosa excepción del Senador Javier Corral), y con el expedito e irreflexivo consentimiento del Presidente Fox, formalizaron el monopolio televisivo. La decisión "democrática" de nuestros "representantes" limita la recaudación de recursos públicos por concepto de concesiones, y obstaculiza la posibilidad de democratizar los medios de comunicación a través de la competencia. Las burocracias partidistas se prestaron a esta estafa con base en sus intereses: otorgaron privilegios a cambio de coberturas televisivas positivas. No obstante los ciudadanos pagamos enormes cantidades de dinero en partidos y elecciones, no hemos garantizado que "el bien común" de Manuel Gómez Morín se anteponga al "véngase señor tu reino" de Madrazo, Espino, Fox, y compañía.

La forma en que los partidos políticos están organizados, así como la falta de controles ciudadanos, explica parte de nuestro enredo. Si los ciudadanos pudiéramos elegir a los candidatos, los políticos buscarían estar más en contacto con los intereses de las comunidades y menos con los de las burocracias partidistas. Si los ciudadanos tuviéramos el derecho de la reelección consecutiva, podríamos terminar la carrera política de quienes con su actividad publica nos defrauden. Sin embargo, los políticos deben en gran parte su suerte a las elites de sus partidos, por las que ni tú ni yo votamos. ¿En dónde nos perdimos? ¿Cómo hemos invertido tanto en una democracia que no está funcionando? ¿Cuándo y cómo sustituimos a gente de la estatura intelectual y moral de Manuel Gómez Morín, Heberto Castillo, Adolfo Christlieb Ibarrola, Efraín González Morfín, y Reyes Heroles, por los enanitos de Manuel Espino, Mariano Palacios Alcocer o el Niño Verde? ¿Cómo fue que les entregamos nuestro país?

El humo que se genera durante la temporada electoral deja poca claridad para elegir. Si lo único que sabemos de los candidatos es lo que nos dicen a través de los 20 segundos del comercial de televisión, destaca más su vestuario, maquillaje, altura, complexión, sonrisa, iluminación y arrugas, que sus idas y propuestas. Los ciudadanos terminamos eligiendo sobre la base de la tradición o la percepción superficial. Como están diseñadas, las campañas no nos facilitan la tarea de votar, e incluso cuando un ciudadano busca elegir con base en la razón, requiere de más tiempo y esfuerzo del que debería -encontrar coherentes propuestas de campaña es como bucear en las aguas negras. El día de hoy, uno de los más efectivos métodos para hacer campaña es la "estrategia del miedo", en donde las razones se esfuman para dar paso a las mentiras, o las verdades a medias. "Andrés Manuel endeudó a la Ciudad de México" No es verdad. La tasa de crecimiento de la deuda de la Ciudad de México fue responsable, menor que en 14 estados, y similar a la del gobierno federal. "Felipe Calderón firmó el Fobaproa". Como diputado, Calderón aprobó el supuesto endeudamiento de la Ciudad de México (aunque luego como en otras muchas cosas se lave las manos), pero nunca votó por el Fobaproa.

Con candidatos que invierten tanto tiempo y recursos en distorsionar la realidad, resulta más sencillo apegarnos a estereotipos heredados y percepciones irreales. Terminamos apoyando a la persona que menos representa nuestros intereses. Las técnicas de campaña están diseñadas para reforzar los estereotipos negativos o las cualidades personales de los candidatos por encima de los argumentos. Esto hace que las elecciones versen en la mercadotecnia. Parece, entonces, que el candidato que contrata a la mejor compañía de relaciones públicas tiene mayores posibilidades de ganar la elección. Y la mercadotecnia se paga con dinero... mucho dinero. Y al final, en medio del humo que se provoca con campañas de tan mísera calidad, uno se pregunta no sin razón: ¿Por qué votamos?

viernes, junio 16, 2006

A Río Bravo revuelto, ganancia de varios

Gilberto García Vazquez


El mundo se ha ido encaminando a la construcción de una “economía sin fronteras”, en la que los capitales enfrentan cada vez menores restricciones para viajar de un lugar a otro. Al mismo tiempo, países con significativas diferencias en salarios e ingresos han incrementado sus procesos de integración comercial, al amparo de discursos de modernidad económica y globalización. Estas dos tendencias explican parte del incremento de los flujos migratorios en el mundo. Un ejemplo de ello es la migración de mexicanos a Estados Unidos: si bien durante muchas décadas la población mexicana se mantuvo estable, a partir de los 80s comenzó a crecer exponencialmente. Actualmente, diez millones de mexicanos trabajan en Estados Unidos, aunque solamente 30% de ellos lo hacen de manera legal. De acuerdo al Servicio de Naturalización e Inmigración, durante las últimas dos décadas mas de dos millones de mexicanos ingresaron legalmente a trabajar, mientras que siete millones lo hicieron de manera ilegal. En los últimos quince años un numero de mexicanos equivalente a las poblaciones de Guadalajara y Monterrey se ha ido a buscar fortuna al otro lado. George Borjas, de la Universidad de Harvard, calcula que los mexicanos residentes en Estados Unidos representan el 29.5% de la población extranjera. Hoy, en Estados Unidos uno de cada cinco hombres entre 18 y 69 años es nacido en México. Al principio del artículo dije que economías abiertas e integración comercial eran dos de las variables que explican parte de la migración de mexicanos a Estados Unidos. Hay una tercera variable que no es necesariamente fruto de la globalización sino producto 100% nacional, denominada: “La Falta Crónica de Oportunidades en Casa”. Los últimos años se han caracterizado por incumplidas promesas de crecimiento y modernidad económicas. Si bien las “reformas” han traído algunos beneficios, también han provocado que siete millones de personas hayan dejado a sus familias para trabajar ilegalmente en otro país. Muchas de estas personas han migrado a través de largas caminatas por el desierto, y con el solo amparo de traficantes humanos y la buena de dios. Sus dolientes historias, sin embargo, han traído alegrías a algunos, o al menos alivio. La migración no sólo ha aligerado las presión social y política por la falta de empleos en México, sino que también ha producido la segunda fuente de ingresos en el país. Según en Banco de México, el año pasado ingresaron más de 14,000 millones de dólares en remesas. Para darnos una idea de lo que esta cantidad de dinero significa, valga una comparación. Las remesas que los paisanos enviaron a sus familias el año pasado equivale a todo el dinero invertido en infraestructura carretera durante los seis años de la administración del Presidente Vicente Fox. Con lo que envían los paisanos en dos meses se podría financiar la autopista Durango - Mazatlán. No cabe duda: a Río Bravo revuelto, ganancia de políticos ineficientes y economistas dogmáticos.

Políticas migratorias restrictivas, como las que está implementando el gobierno norteamericano, no solucionan los crecientes flujos migratorios. De acuerdo con el reporte anual del Centro Hispano PEW, cerca de 30% de los mexicanos dice tener intenciones de migrar a Estados Unidos para trabajar, y aunque a la mayoría le gustaría hacerlo legalmente –de preferencia como trabajadores temporales–, 20% de los hombres en edad adulta está dispuesto a migrar a Estados Unidos --aún sin papeles legales. Este numero es impresionante: uno de cada cinco varones entre los 18 y los 50 años está dispuesto a cruzar la frontera ilegalmente, a través de un ambiente hostil e incierto, para darle una vida decente a sus familias. Por ello, si bien los 6,000 soldados que ahora patrullan la frontera podrán disminuir en algunos el deseo de migrar, no lo harán en todos. Como la guardia fronteriza patrulla los puntos que presentan la mayor afluencia de inmigrantes, la militarización de la frontera tenderá a incrementar el cruce de inmigrantes por zonas aún mas hostiles. Esto significa el incremento de cruces fronterizos en condiciones climáticas y geográficas aún mas adversas, que aumentarán el montaje de cruces de madera para recordar a los que murieron en el camino. En los próximos meses veremos el lamentable y triste aumento de paisanos que fallecen en su intento de tener un trabajo remunerado. Pero como en este mundo todo se ha convertido en una transacción, y las transacciones se rigen por la ley del mercado, mayores dificultades para cruzar la frontera significan incrementos en las tarifas de los “polleros”. Es de esperar que además de mas muertes de paisanos, quienes trafican con humanos engrosarán aún mas sus chequeras. Tristemente, a Río Bravo revuelto, ganancia de polleros tranzas.

Es un discurso común en Estados Unidos entre políticos, líderes de opinión, editorialistas, comentadores de televisión, e incluso algunos “intelectuales”, que los inmigrantes latinos representan una amenaza. Los argumentos van desde “la contaminación de los valores, cultura y sistema de vida americano”, hasta la competencia desleal (ilegal) por empleos. Sin embargo, no hay evidencia empírica que muestre que los latinos despojan de oportunidades de empleo a los americanos, ni que contaminen su sistema de vida. De hecho es todo lo contrario. La mayoría de los mexicanos que emigran a Estados Unidos tienden a tener poca educación y escasa capacitación laboral, por lo que se ubican en el nicho del mercado de los denominados “unskilled workers”. Por otro lado, las barreras legales, culturales y lingüísticas hacen que incluso muchos de los que tienen educación universitaria no puedan desarrollarse en sus áreas profesionales. Los paisanos trabajan principalmente en restaurantes, granjas agrícolas, o como empleados domésticos, afanando espacios que los americanos no tienen la menor intención de ocupar. Es un hecho: los inmigrantes no quitan trabajo a los americanos. Lo que sí ha sido demostrado es que los inmigrantes ilegales reducen los salarios de los “unskilled workers”: hay estudios que demuestran que el efecto de los inmigrantes latinos en el mercado laboral norteamericano es la reducción en 8% del salario en este sector. ¿Es 8% una reducción significativa? Probablemente lo sea para el americano que ha decidido –o que no tiene otra opción- trabajar en las bodegas de Wal-Mart. Sin embargo, para la economía de Estados Unidos en su conjunto, el efecto del trabajo de los inmigrantes es altamente positivo. Los mexicanos en Estados Unidos no sólo se encargan de hacer el “trabajo sucio” sino también liberan de presiones fiscales a la sociedad norteamericana, secretamente colaborando en la promoción de la igualdad de género. Leah Vosko, en su libro Temporary Work, demuestra que gracias a los inmigrantes latinoamericanos las mujeres en Estados Unidos han podido integrarse de manera mas dinámica en el mercado laboral. En un país que pese a ser el mas rico tiene la peor seguridad social entre los países desarrollados, los inmigrantes se encargan de cuidar a los bebés y de atender a los ancianos enfermos, lo que permite a las mujeres adquirir su independencia económica a través de un trabajo remunerado. ¿Quien lo fuera a decir? Los temibles inmigrantes han ahorrado al gobierno y familias norteamericanas la construcción y operación de guarderías y casas de asistencia. Es en parte por los inmigrantes que se sostienen los valores y el sistema americano. Si bien hay una tendencia creciente de americanos que aprecian esto, no dejan de existir quienes de manera automática y tramposa culpan a los inmigrantes de todos sus males. Un día escuchaba atónito a un “activista” anti-migración decir que aborrecía a los mexicanos porque robaban sus empleos y seducían a sus mujeres. No cabe duda: A Río Bravo revuelto, ganancia de miopes.

Soy estudiante en Canadá. Antes de migrar a Canadá estudié y trabajé en Boston en las mejores condiciones imaginables. Paradójicamente, no obstante varios miembros de mi familia han sido inmigrantes ilegales en diferentes épocas y circunstancias, yo siempre he sido un visitante legal en Estados Unidos que se ha beneficiado por su ilegalidad. Mi educación fue pagada en parte con los dólares que se ganó mi viejo. Mis dos abuelos sudaron su frente en los campos agrícolas norteamericanos. Algunos tíos labraron su camino trabajando por algún tiempo en Los Ángeles y Chicago. Mi madre dio a luz a mi hermano en una clínica de California. Y como dije, mi caso es privilegiado. Hace un par de meses me casé con una gringa, una radiante pelirroja descendiente de inmigrantes irlandeses. En unas semanas, justo cuando termine con mis pendientes escolares, me iré a vivir con ella a New York, donde terminaré mi tesis. Esta situación me ha llevado a pensar en los Vazquez y en los García, así como en los López, los Espinosa y los Hernández, y en lo diferente y parecido que son nuestras historias al norte del Río Bravo. A pesar de que yo no tendré problemas para residir legalmente en Estados Unidos, ni tampoco se me podrá discriminar por falta de estudios o por no hablar inglés, la mía es la otra parte de la historia que sin embargo sigue siendo la misma. Soy el resultado del trabajo honesto --aunque en las sombras-- que durante años realizó mi viejo, y de la ausencia que de él sufrió mi madre. Mi vida, en muchos sentidos, es un producto de la migración mexicana a Estados Unidos. Por el sacrificio de mis padres yo no tendré que explicarles a mis hijos por qué su papá no puede quedarse a vivir en su país, o por qué se le denomina ilegal a pesar de tener un trabajo honrado. Sin embargo, no dudaré en comentarle a mis chicuelos que lamentablemente, debido a la ineficiencia y la corrupción de muchos políticos mexicanos, a la estupidez de algunos políticos americanos, a los estragos de políticas dirigidas por economistas conservadores y dogmáticos, a la sandez de algunos gringos miopes, y a la indiferencia de muchos mexicanos, nosotros somos un caso especial. Y precisamente por ser de los pocos privilegiados es nuestra responsabilidad hacer todo lo posible para que algún día, en Río Bravo revuelto solo haya ganancia de pescadores.

jueves, junio 15, 2006

Chiras pelas, o la multiplicación de las canicas

Gilberto García Vazquez


Una recurrente reacción a nuestra crítica a la propuesta fiscal de Felipe Calderón es que la desigualdad en los ingresos no es el problema de fondo en términos de justicia social, sino la pobreza. Si en México no hubiese pobreza, el que la riqueza se concentre en unos cuantos no es necesariamente preocupante. Similar argumento es el de Lorenzo Servitje en su artículo publicado por Reforma el 15 de Junio del 2006, titulado “¿Hay que acabar con los ricos?”. Lorenzo Servitje apunta como “simplista de algunos gobiernos [el querer] corregir drásticamente la distribución de la riqueza y del ingreso. En pocas palabras quitarles a los que tienen y dárselo a los que no tienen: enfrentar a ricos y pobres. ¿Es éste el camino?”, se pregunta Sertvije, para después concluir que “Ciertamente hay empresarios ricos, muy ricos. Uno les pediría que no cometieran excesos, que no hicieran ostentación de su riqueza y que fuesen muy generosos, ayudando a todo tipo de obras buenas, pero ése es un reclamo moral.”

Hay un punto fundamental en el que disentimos con estas opiniones. La desigualdad y la pobreza no son un tema moral, ni tampoco se resuelven con la generosidad “para todo tipo de obras buenas”. Se trata de un tema económico, social e incluso del sistema democrático. El que una comunidad sea tan agudamente desigual es en sí mismo un obstáculo a la democracia. No se pueden concentrar todas las canicas en una persona y esperar que el resto también tome parte del juego. El que el índice de Gini sea tan alto nunca será compatible con un país en la que exista “justicia social". Después de todo, desigualdad como la que hay en México no es resultado de la exclusiva capacidad empresarial de un grupo o de una persona, sino consecuencia directa de nuestra ineptitud para crear oportunidades para todos. No es que solo unos cuantos sean muy duchos para las canicas y así hayan “hecho la roncha”, sino que no le hemos dado chanza de entrarle al juego a los demás. No es descabellado asegurar que la gran desigualdad en que vivimos no es la derivación natural de un talento que le es exclusivo a pocos, sino del desperdicio en las sombras de la pobreza de los talentos de muchos.

Casi la mitad de los mexicanos vive aún debajo de la línea de pobreza -- lo que equivale a menos de $40 pesos diarios. Si dividimos la riquiza del país en $100 pesos, $45 se concentran en 10% de los mexicanos, mientras los restantes $55 se reparte entre el 90% de la población restante. Esta inequitativa distribución de la riqueza propicia que el 25% de los mexicanos no tenga dinero suficiente para adquirir alimentos. Y no hay indicios de que la gran inequidad se esté reduciendo.

La desigualdad es una falla de nuestro sistema democrático. Con esto no afirmamos que una sociedad democrática debiera ser perfectamente igualitaria, pero sí establecemos que una sociedad desigual es una carambola que inicia en un sistema que favorece a pocos -aunque sea por vías legales y sin la necesidad de ejercer ningún tipo de corrupción. Para ejemplo de la semana tenemos al “cuñado incómodo”. Si bien AMLO miente al decir que la empresa de Zavala, pariente político de Felipe Calderón, dejó de pagar impuestos gracias al ejercicio del único tráfico que en México nunca ocasiona congestiones, el de influencias, lo que no es mentira es que su empresa ha eludido el pago de fuertes sumas de dinero --que añadido a lo eludido por tantos otros haría un buen montoncito. Como tantas otras, la empresa de Zavala se ha beneficiado de un sistema fiscal en el que torear el pago de impuestos es mas sencillo que peinarle las greñas a Gerardo Torrado. Es un hecho que en México los mas ricos pagan menos impuestos que los menos ricos, mientras los mas pobres… chiras pelas. Con mejores abogados y contadores, son mayores las posibilidades de aprovechar los hoyos de un sistema fiscal que sospechosamente parece queso gruyere. Y esto es una tremenda y apestosa incoherencia.

Ante este planteamiento muchos pensarán “qué le pasa a estos chamacos, ¡claro que pago impuestos, y muchos!”. Sin embargo, para nuestro descargo valga decir que la evasión fiscal en México -legal e ilegal- es considerable. Tenemos una recaudación fiscal cercana al 15% del PIB, mientras países desarrollados y algunos que están en vías de desarrollo recaudan entre el 30% y el 50% del PIB. De acuerdo al SAT, la evasión fiscal en México es abrumadora: 40% de los negocios y el 70% de los profesionales y pequeñas empresas mienten en sus declaciones fiscales o de plano evaden cualquier forma de pago.

Al parecer la justificación de muchos para evadir impuestos es la desconfianza en el gobierno (debemos confesar que nos encontramos en entre las personas que por “defaul” no se fían de los políticos, independientemente del color del que se vistan). Corporación Latinobarómetro, con sede en Chile, publica anualmente los resultados de una encuesta latinoamericana sobre actitudes democráticas y cívicas. Con respecto a la confianza que tenemos sobre las personas que dirigen al país, en el año 2005 sólo el 27% de los mexicanos dijo fiarse de los políticos. Este es un porcentaje muy lejano al 68% de confianza que existe en Uruguay, 53% en Chile, 50% en Venezuela y 40% en Colombia. De hecho, México es uno de los países en América Latina con menos confianza en los políticos (y al parecer en los resultados de los reality shows). Pero como muchas cosas en esta vida, la confianza es una carretera de dos vías. En la misma encuesta destaca que Perú, Guatemala y México son los países que se caracterizan por tener mas baja legitimidad de las leyes, los derechos y las obligaciones. Esto es, no creemos que las leyes sean justas, y por lo mismo justificamos el no cumplirlas. En nuestro país, safin safado siempre es perdonado.

¿Quién es el culpable de esta situación? Al parecer nosotros, los ciudadanos. A pesar de que el 70% de los mexicanos creemos que el sistema democrático es el mejor instrumento para lograr el desarrollo, mantenemos una gran apatía política. Nuestra idea de participación democrática se reduce a votar. Sólo el 16% de los mexicanos consideramos que la democracia significa la construcción de una economía que asegure el ingreso digno de los ciudadanos (es decir, que se produzcan agüitas, tiritos, y se repartan), contra una gran mayoría que asegura que democracia se trata sólo de elecciones. A pesar de que el 77% de nosotros sospechamos que los políticos son corruptos (solo detrás de Ecuador, donde se cree que el 82% de los políticos le entran duro al atole), e incluso el 36% decimos conocer a alguien que se ha beneficiado o recibido privilegios por ser simpatizante del partido político en el gobierno (¡el porcentaje mas alto en América Latina!), el 53% de los mexicanos piensa que la política debe dejarse en manos de los políticos. No nos gustan los gobernantes, no respetamos lo que hacen, pero hemos decidido que la suerte del país es su bronca. Si bien solo el 24% dice estar satisfecho con la democracia (quizás 24% sea el porcentaje total de políticos, parientes de políticos, y otros beneficiados del sistema que habitan en el país), hemos decidido simular y, cada que haya elecciones, posiblemente votar. No resulta extraño ver que la mayoría de los espacios editoriales de los periódicos se consagran al “análisis” de los comicios y de los candidatos, como si votar fuera la única forma de hacer política en México. La esperanza en la democracia electoral, aunado a la desconfianza en los políticos, son dos elementos del conjuro colectivo que nos lleva a revelar la llegada de un nuevo país, de la mano del novel salvador, el día de las elecciones.

¿Pagar impuestos hasta que podamos confiar en los políticos, o pagar impuestos para poder demandar políticos profesionales, auditados y que rindan cuentas? Ésta es una pregunta pertinente cuando sólo 15% de los mexicanos cree que el uso de los impuestos es adecuado (sí, de nuevo, el porcentaje mas bajo en América Latina). En esta versión azteca del dilema del huevo o la gallina, como en todo dilema, la solución generalmente pasa por el aspecto mas simple. El primer paso para solucionar la encrucijada es convencernos de que es posible revertir los círculos de la pobreza, que está comprobado históricamente que para lograrlo es fundamental la acción del gobierno, y que éste se sostiene primariamente de los impuestos. Si como sociedad no invertimos suficientes recursos en educación, salud, alimentación y capacitación laboral, si no nos convencemos de la importancia de la solidaridad social para mejorar la calidad de vida del lugar en el que vivimos, estaremos renunciando a la oportunidad de garantizar un estándar de vida digno para todos, que es el verdadero significado de la democracia. Éste no es, como dice Servitje, un “argumento moral”, o una encrucijada en contra de los empresarios del país. Éste no es de ninguna manera, tampoco, un argumento contra la generación de riqueza y la capacidad empresarial de algunos, sino todo lo contrario. Se trata de un libreto que destaca la necesidad de aprovechar los talentos particulares para lograr el bienestar general. Si bien construir un país que ofrezca oportunidades para todos es una aspiración muy alta y quizás utópica, el mero empeño para lograrlo nos lleva al montaje de los espacios de oportunidad y las redes de solidaridad social que convertirán a México en un país fuerte, competitivo, innovador y en verdad empresarial. Creer que cada quien está por su cuenta, siempre y cuando cumpla con la ley -del mercado, del mas fuerte, de la gravedad- es desistir en la aspiración de erigir un mundo diferente.

Después de todo lo dicho, resulta aún mas paradójico que 59% de los mexicanos creamos que nuestros hijos vivirán mejor de lo que vivimos nosotros. Esto no solo demuestra nuestro optimismo a prueba de políticos sino también cierta ingenuidad. Somos también el país que se autopercibe como el más rico y en el que hay mejor distribución del ingreso de Latinoamérica. Sin embargo, lo que en verdad somos es el segundo país en América Latina, y el octavo en el mundo, con la peor distribución del ingreso. No hay canicas para todos, las que hay se concentran en unas cuantas manos, y es un hecho que las que nos faltan ni caerán del cielo, ni las multiplicará milagrosamente el mecías que habremos de erigir el dos de julio, ni tampoco saldrán de la caridad de los empresarios, los teletubies, o las hermanas de la caridad –por importante que pueda ser su trabajo. La solución pasa por la implementación inteligente y decidida de políticas públicas y fiscales progresistas.

Como sociedad podemos hacerlo mejor de como lo hemos hecho hasta el día de hoy. Vale la pena aspirar a construir un mundo justo. Para lograrlo es necesario levantar la mano, la voz, la imaginación, el espíritu, y no solo el voto o la limosna; o chiras pelas.

martes, mayo 23, 2006

¿Había una vez un país competitivo; o Calderón, los conservadores, y la desigualdad?



Gilberto García Vazquez y Sergio Silva Castañeda



En este escrito le seguimos la pista al artículo “Llorar o Votar”, donde expresamos la necesidad de dedicar menos tiempo en adivinar la personalidad de los candidatos a partir de su letra, y mas en analizar las visiones de país que cada uno de ellos tiene. Dejemos a La Paca lo que es de La Paca -la gracia de presentir las psiques de los políticos-, y dediquemos nuestros recursos al mundano ejercicio de discutir el tipo de país que queremos construir. Después de todo, como electores expuestos a las ridículas sumas de dinero gastadas en publicidad escénica, debemos sobreponernos a lo trivial de las campañas para percibir que, mas allá de las caras maquilladas o los spots creativos, se encuentra el arsenal de ideas –o la carencia de ellas- que afectarán nuestra calidad de vida y nuestros valores como sociedad. Si se trata de saber lo que hay detrás de los políticos, nada mejor que analizar su visión de país a partir de las propuestas de campaña.

(Advertencia: en este artículo analizaremos la propuesta fiscal de Calderón, pero no vamos a escribir sobre el IVA. Ese ya ha sido analizado a profundidad por Roberto Madrazo, un experto no sólo en evadir toda forma de pago fiscal sino también en derrotar en debates a políticos de la estatura de Everardo Quiensabeque).

En su página de Internet www.felipe.org.mx, Calderón propone “Convertir el Impuesto sobre la Renta en un impuesto de tasa única para cualquier nivel de ingreso.” Para igualar la tasa impositiva se requiere instrumentar al menos una de las siguientes tres estrategias: (a) aumentar la tasa que pagan los grupos de menor ingreso; (b) reducir la tasa que pagan los grupos de mayor ingreso; o (c) una combinación de ambas. Dado que la propuesta de Calderón estipula que ninguna tasa impositiva habrá de elevarse, es lógico deducir que se busca la reducción del impuesto sobre la renta de los sectores mas pudientes. Esto es un gran error.

Antes de continuar, es importante decir que el manifestarnos en contra de la reducción de impuestos a los mas ricos -al grado de igualarlos con los que pagan los demás sectores de la sociedad- no responde a un maligno rencor contra la burguesía, ni pretendemos escribir un capítulo mas de la absurda telenovela que polariza las clases sociales –como si acaso las clases sociales en México requirieran ayuda para polarizarse. Estamos en contra de la propuesta fiscal de Calderón por elemental lógica económica, que en el fondo lo es también de solidaridad social.

En su propuesta fiscal, el argumento de Calderón es tan elegante y simplista como equivocado e ingenuo. Su construcción es la siguiente: un impuesto de tasa única reduce los costos tanto del gobierno que cobra como del ciudadano que paga, desencadenando un círculo virtuoso que conduce a una mayor recaudación fiscal. El asumido incremento en la recaudación fiscal supera la pérdida de ingresos del gobierno por la reducción en impuestos a los mas ricos, por lo que no solo no se afectan los recursos fiscales sino que incluso se incrementan. Finalmente, esta lógica concluye, los ahorros fiscales de los mas ricos se destinarán a crear mayores inversiones y mejores empleos. Menos impuestos a los mas ricos, aunado a menos impuestos a las corporaciones y grandes empresas, nos lleva ¡al presidente del empleo! ¡Abracadabra! Y si alguien duda de la eficacia de esta propuesta, Felipe y sus asesores nos dicen que lejos de ser una vacilada, la formula ha probado su éxito en 8 países de Europa del Este: Estonia, Lituania, Letonia, Rusia, Ucrania, Eslovaquia, Georgia y Rumania.

Para analizar una construcción lógica tan contundente como la de Calderón necesitamos ir por partes. En primer lugar, el supuesto incremento en la recaudación a partir de la reducción de los impuestos a los mas ricos es tan real como los méritos del Chiquis García para ir al mundial. Quienes evaden impuestos en México lo seguirán haciendo, independientemente de si la tasa es diferenciada –progresista- o equivalente –regresiva. Y si no nos creen pregúntenle a Madrazo, que es experto en el tema de la evasión fiscal. Como él, nadie que cuente con los mecanismos legales o ilegales para evadir impuestos va a dejar de utilizarlos sólo porque ya no requiere revisar qué porcentaje de su ingreso es el que debe pagar. Asimismo, un vendedor ambulante no va a pagar impuestos sólo porque la justicia social ha llevado al absurdo de que la tasa que debe pagar es igual a la que pagan los miembros del gabinete presidencial. Fuera del mundo de las fantasías, la única forma de reducir la evasión es mejorando la capacidad fiscalizadora del estado, y esto no tiene relación con la homologación en el impuesto al ingreso. Para entenderlo basta ver el funcionamiento de los mecanismos fiscales en Europa Occidental, sobre todo en los países que tienen regímenes fiscales progresivos (progresivo: exótico principio de los regímenes fiscales donde las personas con mayor nivel de ingreso pagan mas impuestos. Esta idea se basa en un extraño principio: la sociedad está construida con base en la solidaridad de sus miembros para mejorar las condiciones de vida de todos).

¿Se trata de un caso de incompetencia para entender principios básicos de economía? Nos cuesta trabajo creer que la inteligencia de Calderón, o la de sus asesores, sea tan escasa como para creer que el estado tendría mayores ingresos con una tasa única de impuesto sobre la renta –démosle algo de crédito a los muchachos. De lo que se trata es de una propuesta fiscal que expresa claramente las concepciones económicas de los conservadores en México. Por un lado, el objetivo de la propuesta fiscal es atender los intereses de un sector importante de su clientela electoral; por el otro, se pretende reducir los costos al capital para generar crecimiento económico -que en dogma de los conservadores es equivalente a empleos y bienestar social. Con respecto al primer objetivo, Calderón tiene toda la razón del mundo: es su derecho e incluso obligación atender al sector de la sociedad que mejor representa. Sin embargo, en el aspecto económico, su propuesta se basa en supuestos alejados de toda realidad.

Abaratar el país a la inversión extranjera, en el supuesto de que esto dilatará nuestro sex-appeal en el ámbito internacional e incrementará nuestra “competitividad”, es simplemente lo que parece: un supuesto muy barato. Además, crecimiento económico no es sinónimo de bienestar. Los bajos impuestos al ingreso de los mas ricos, así como a las ganancias de las corporaciones, no reflejan el verdadero costo que como país tenemos que pagar en términos del deterioro del medio ambiente (en la forma de contaminación del agua, aire, y suelo); la contribución económica de los trabajadores y las micro y pequeñas empresas (en la forma de un subsidio de facto en los servicios públicos que se prestan a las corporaciones y a los sectores mas ricos del país, que son generalmente los mas costosos); el precio de establecer adecuadas redes de bienestar social (en la forma de mejores salarios, condiciones laborales y prestaciones sociales para los trabajadores); y, sobre todo, los costos de crear una fuerza de trabajo eficiente y en verdad competitiva (en la forma de educación, educación, y mas educación). Tener un país competitivo y con futuro cuesta. Una sociedad solidaria es la que sabe diferenciar el pago de los costos entre sus miembros, al tiempo que busca la distribución de los beneficios. Si tuviésemos que resumir en una frase la propuesta fiscal del “candidato del empleo”, para estar a tono con la mercadotecnia política propondríamos el lema: “Por un país barato, ¡a cualquier precio!”.

Al igual que Europa del Este, la propuesta fiscal de Calderón busca incrementar lo que ha sido una tendencia de los gobiernos conservadores en los últimos años: la oferta de generosos incentivos fiscales para atraer grandes inversiones. A pesar de que los incentivos fiscales están disponibles también para las empresas nacionales, estos son aprovechados en mayor medida por las corporaciones multinacionales -que son quienes tienen el capital necesario para negociar aún mejores condiciones fiscales con las autoridades locales y federales. El gran supuesto en esta aventura es que los incentivos fiscales incrementan las inversiones, y éstas incrementan el empleo y la riqueza, lo que eventualmente se traduce en mejores condiciones de vida. ¿Es cierto esto? Hay abrumadora evidencia que muestra que este supuesto es erróneo: economía no es física o alquimia, y las decisiones sobre inversión de las empresas dependen de muchos factores, la mayoría de ellos fuera de la racionalidad de los conservadores (en México, Europa del Este o Estados Unidos). La inversión que genera empleos de calidad está relacionada con la capacidad del estado para mejorar la educación, la salud, la infraestructura, y en general las redes de solidaridad social. Empleos de calidad se derivan de las inversiones que buscan países con infraestructura, una sociedad innovadora, y una fuerza laboral sana, capacitada, flexible y educada. Para lograr esto necesitamos un estado con recursos, además de capacidad y disponibilidad para invertirlos en estos renglones, porque es allí en donde el mercado nunca podrá sustituir la acción del estado. Y para realizar inversiones se necesitan recursos fiscales. Pensar que las empresas trasnacionales o los grades corporativos transitarán el dinero que no pagan en impuestos a crear más y mejores fuentes de trabajo en México, es tan absurdo como pensar que los ahorros de los mas ricos por pagar menos impuestos se destinarán a obras de caridad, y que caridad es sinónimo de bienestar.

Fuera de las especulaciones dogmáticas o los maquillajes pragmáticos, un resultado previsible de una reforma fiscal regresiva -como la que propone Calderón- es que el abismo entre ricos y pobres habrá de acrecentarse aún mas. Este camino no es otro sino el de depositar la carga fiscal en impuestos al trabajo de las clases bajas y medias, y el privilegio para los sectores ya privilegiados.

Tal vez adoptamos una posición critica de la propuesta fiscal de Calderón porque nunca hemos ido a Lituania. Sin embargo, para ejemplificar su propuesta no se requiere ser tan exótico. Si lo que los conservadores buscan es una reforma que reduzca la capacidad del estado para combatir la desigualdad económica –por creer que la desigualdad o no existe o la reduce la mano invisible del mercado- utilizar como ejemplo países menos desiguales que México es inadecuado. Al ser países menos desiguales, en Europa del Este la tasa única de impuesto al ingreso tiene un efecto menor en la re-distribución de la renta que en México. En esos países, quienes lideraron los cambios fiscales consideraron que la equidad era un aspecto menos importante en su agenda de reforma. En nuestro país el escenario es totalmente diferente, como muestran los datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Para usar términos técnicos –no nos vayan a atacar de poniatowskos- hablemos de Gini, un índice estadístico que mide el nivel de desigualdad en el ingreso en un país. La escala de desigualdad de un país va de 0 a 100, siendo 0 el correspondiente a una sociedad completamente igualitaria y 100 el de una sociedad donde todos los recursos se concentran en Slim. De acuerdo a este índice, el país más desigual del mundo (según el PNUD) es Namibia -con un Gini de 70.7. El país menos desigual es Dinamarca -con un Gini de 24.7. Los países utilizados como ejemplos por Calderón tienen un Gini inferior a 40; dos de ellos están incluso por debajo de 30 (Eslovaquia y Ucrania). El país que tiene el Gini mas bajo es Eslovaquia (25.8), que ocupa el lugar número 7 en igualdad en la lista; el que cuenta con el Gini más alto es Estonia, que ocupa el lugar número 61. En México, por otro lado, tenemos un coeficiente de Gini de 54.6, lo que nos ubica en el honroso lugar 109 de un total de 124 países para los que el PNUD tiene datos (somos mas desiguales que 108 países). Si bien la desigualdad en Europa del Este se está incrementando a partir de la homologación del impuesto al ingreso, en el momento de sus reformas fiscales reducir la desigualdad no era parte de su agenda. Una pregunta pertinente es si realmente debemos copiar el modelo fiscal de países que no sufren de una enorme desigualdad, a pesar de que nosotros sí.

Probablemente los asesores de Calderón estudiaron los sistemas fiscales de los países de Europa del Este, y desde el fondo de su corazón los consideran ejemplos a seguir. Pero el fondo de su corazón les debe también indicar que no hay necesidad de ir tan lejos para decirnos el modelo económico que tienen en mente cuando exponen sus propuestas fiscales. Para nuestra desgracia, su propuesta de tasa única para el Impuesto sobre la Renta es similar a la estrategia seguida por George W. Bush: reducción sistemática de los impuestos a los mas ricos. La estrategia del gobierno conservador de Bush, tan exitosa en Ucrania según Calderón, no sólo ha deteriorado la distribución del ingreso en Estados Unidos, sino también, a partir del irresponsable incremento en el gasto militar, ha creado el déficit fiscal más grande en la historia de cualquier economía en la era moderna. Daniel Altman hace una crítica detallada, si bien bastante moderada, al proyecto económico de Bush en su libro Neoconomy: Geoge Bush´s Revolutionary Gamble with America´s Future.

Atender la desigualdad en México es una prioridad que rebasa argumentos de eficiencia para insertarse en el espacio de la justicia y el bienestar colectivos –lo que vimos en Atenco puede es tan sólo una reacción a la natural incapacidad del mercado para crear oportunidades para todos, y a la insuficiencia del estado mexicano para solventar su ausencia. La brecha que estamos creando entre ricos y pobres no será resuelta por los Teletón o los Vamos México, o los almacenes Wal-Mart o los restaurantes McDonalds, o las maquilas o la migración a Estados Unidos. Lo que necesitamos es un estado con las herramientas adecuadas para mejorar la distribución del ingreso a partir del equitativo acceso a oportunidades. La desigualdad, sumada al dogmatismo de los conservadores, nos lleva a una fórmula económica que mantendrá en la miseria a millones de mexicanos que, al carecer de acceso a educación, salud, alimentación, servicios básicos, y por lo tanto de buenos empleos, no podrán acceder a los beneficios del mercado, ni tampoco a la protección social que solo proviene del estado. Al igual que George Bush en Estados Unidos, Calderón en México no logra entender la importancia de políticas progresistas para atender las desigualdades sociales. Su propuesta económica es, por el contrario, una receta para incrementar la desigualdad, tal como está sucediendo en los países de Europa del Este. Y es por ejemplo allí, en este pequeño detalle, en donde se esconde el diablo.


Gilberto García Vazquez y Sergio Silva Castañeda jugaron como medio de contención y defensa central en la Selección de Fútbol del CIDE. Actualmente, Gilberto juega como medio ofensivo en el departamento de Administración y Políticas Publicas de la Universidad de Carleton. Sergio es delantero –y mete goles- en el departamento de Historia de la Universidad de Harvard.

El arte de ser hombrecito

No quiero dejar de mencionar que me parece que ustedes dos, beneficiarios de becas de este gobierno panucho, son un par de lamepatas del homosexual pasivo y fascista de López, el cual a pesar de que lo digan los panuchos, si es un peligro para el país...
Limbo




Estimado Limbo, esta nota responde a la insistencia y no a la profundidad de tus comentarios.

En la tradición católica, la palabra "limbo" se refiere a todos aquellos que han sido completamente olvidados, los que han sido rechazados por una razón que les supera -el no haber sido bautizados, por ejemplo- de las puertas del cielo. Nos resulta curioso que hayas adoptado ese nombre. Apodarte Limbo te debe liberar de toda responsabilidad por cualquiera que sea tu suerte.

El que te refieras a alguien 'despectivamente' como "homosexual pasivo" denota tus conflictos internos. Para ti las mujeres son inferiores a los hombres, faltaba mas. De niño aprendiste que te debías comportar en una manera consistente con las expectativas culturales del don de la masculinidad que te fue otorgado. Como resultado de ese gran tesoro que te dio El Dios -sí, dios debe ser varoncito también- has vivido con la presión de comportarte tan machista como te sea posible, y así demostrar tu virilidad a prueba de toda tentación y, por lo tanto, tu superioridad sobre los demás -claro, tu superioridad sobre las mujeres está fuera de toda discusión.

El rol sexual "activo" es el único rol que puede cumplir con las expectativas culturales para alguien llamado a ser tan masculino como tú. El rol "activo" permite mantener dominación penetrando a otros. El sexo de la persona que se penetra no es tan relevante como el rol activo-dominante que se lleva a cabo. Un homosexual "pasivo", por otro lado, te debe parecer algo abominable. Es un homosexual entre los homosexuales, y por tu construcción mental de macho en las alturas, eso debe equivaler ¡a ser mujer!

Qué otra posibilidad te queda, pensarás, mas que ubicarte en el Limbo. Nosotros creemos que tienes mas alternativas de las que te imaginas. Un psicólogo, por ejemplo, te podría ayudar a entender que los estereotipos y tabúes con los que has crecido son erróneos: las preferencias sexuales y el género NO determinan el valor de una persona. Si no tienes forma de acudir al psicólogo -en el limbo debe ser difícil encontrar a alguno- puedes repetir esa frase ("las preferencias sexuales y el género NO determinan el valor de una persona") hasta que sea parte de tu estructura mental. Por otro lado, un gobierno progresista podría facilitar la reducción de los prejuicios de todos aquellos que han sido llamados a ser machitos.

Estamos convencidos de que una agenda progresista -¡algún día!- hará posible no solo la adopción de instituciones que atemperen el odio, el rencor y la discriminación, sino también aseguren el ejercicio del derecho a ser diferente. En esa agenda de política progresista destacan el matrimonio entre homosexuales y efectivas políticas de género; ambos instrumentos de política nos ayudarán a construir una sociedad en la que el Limbo solo sea parte de la mitología cristiana-romana, y no el lugar en el que los machitos han sido olvidados. Mientras ese día llega, te sugerimos afrontar tus prejuicios en otros espacios públicos. Este Blog no es adecuado para la expresión de actitudes discriminatorias. Si lo pudiéramos poner de una manera mas sencilla, este espacio es para quienes entienden que el valor de las ideas no proviene de los genitales sino del ejercicio de la razón.

Esta será la última opinión que te dedicaremos. Hemos decidido que la única censura que nos es valida es aquella que borre la discriminación y el fomento de la intolerancia que tanto te agradan. En lo sucesivo, tan solo borraremos los comentarios discriminatorios, como los tuyos, sin escribir una nota de por medio. Sin embargo, hemos decidido dejar los que ya has escrito como un recordatorio de lo que como sociedad debemos superar.

Recibe un viril y activo abrazo


Gilberto "lame-patas" Garcia y Sergio "caza-becas" Silva

Armando pregunta

Armando pregunta: ¿Cierto o no que Elena Poniatowska ya reconoció que no sabe de dónde salió el dinero para los segundos pisos?


Es cierto que Elena Poniatowska ya reconoció que no sabe de donde salió el dinero para los segundos pisos. Antes de contestarte no solo leímos su declaración en Monitor sino que también investigamos su bibliografía –la magia de Google- y nos enteramos de algo aún mas asombroso y harto escandalizador: Poniatowska no es ingeniera ni contadora, mucho menos contralora. A tanto llega su desvergüenza, que ni siquiera tiene conocimiento de procesos presupuestales o de finanzas públicas. ¡Válgame el señor! El que se haya atrevido a decir lo que dijo, ¡en televisión nacional!, sin suficientes credenciales es simplemente inmoral.

Armando pregunta: ¿Cierto o no que la información sobre los segundos pisos no se puede hacer pública sino hasta en 10 años?


No es cierto que tengamos información de los segundos pisos hasta después del mundial de Sudáfrica. No entendemos que tan pública debe ser la información pública para ti, pero nos parece que la página de Internet: http://www.fimevic.df.gob.mx/ tiene suficiente información para el análisis y la crítica de las obras viales en la Ciudad de México. Pero desde este Blog alzamos nuestra voz para decirle a Elena Poniatowska que no sea ella quien analice esta información, tomando en cuenta los resultados de nuestra investigación sobre sus nulas credenciales sobre la materia.

Armando pregunta: ¿Cierto o no que partidarios del PRD "clausuraron" Crónica, lo cual evidencia su total intolerancia? ¿Cierto o no que AMLO no condenó lo anterior?


¿Clausuraron Crónica? ¿Crónica? No sabemos quién, porqué o a cargo de quién lo hizo. Pero decir que Crónica fue clausurado y por ello perdió lectores es como decir que en el estadio Tres de Marzo no hubo aficionados porque los hinchas del Atlas estaban celosos de la efervescencia en los juegos de los Tecos y por ello les armaron un compló. Claro, aún los mas malos periódicos, así como los malos estadios o los malos Blogs, merecen respeto, y por ello exigimos un fiscal independiente que dirija una investigación… hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga. Y si AMLO no condenó la “clausura” de Crónica, que el pueblo se lo demande.

Armando pregunta: ¿Cierto o no que AMLO nunca permitió que se instalara y funcionara correctamente el Consejo para la Transparencia de la Información del DF?


Es cierto. Y este es un tema muy, pero muy lamentable. El acceso a la información es vital para una democracia. De acuerdo a diversos estudios –son interesantes en este campo los de Arturo del Castillo- la Ciudad de México cuenta con una de las leyes de acceso a la información mas rudimentarias en México. La mayoría del PRD en la Asamblea Legislativa no ha sido capaz de impulsar un derecho de los ciudadanos.

Armando pregunta: ¿Cierto o no que la corrupción en el gobierno del DF fue real durante su mandato?



De acuerdo a Transparencia Internacional, capítulo México, la “mordida” es un fenómeno mas común en la Ciudad de México que en el resto del país. Asimismo, en lugar de disminuir se ha incrementado. El reporte también indica que en el resto del país, independientemente del partido político que gobierna, la “mordida” a un funcionario público para evitar un trámite se ha hecho mas popular que el himno nacional. Un dato curioso, que se puede leer en el informe, es que en todo el país son los ciudadanos con mayor nivel académico los mas propensos a incurrir en sobornos. Valdría la pena que algún experto –no, Elena, tú no eres experta- corriera alguna regresión para ver si la correlación entre educación y mordidas influye a que sea la Ciudad de México el lugar con mas mordidas –siendo también la ciudad con mayor nivel educativo del país. Entender la corrupción en México nos ayudará a combatirla eficazmente. Todos los partidos políticos del país han fallado en instrumentar políticas públicas que reduzcan la corrupción, y eso también se puede leer en el reporte de Transparencia México. Conclusión, la corrupción en el gobierno del DF ha sido real, tan real como en el resto del país. No sabemos qué pasó con Ponce, como tampoco sabemos lo que pasó con las tepocatas, las víboras prietas, los malosos y la nomenclatura. Seguimos investigando.


Armando pregunta: ¿Cierto o no que AMLO se negó a pagar por lo del Paraje de San Juan pero ya la administración de Alejandro Encinas ha comenzado a pagar porque, después de todo, el DF sí tiene esa deuda? ¿Cierto o no que, además, la administración de AMLO encarceló al dueño del paraje porque, supuestamente, estaba mintiendo? ¿Encinas es un animal por pagar o AMLO un mentiroso? Ustedes díganme.


Y nosotros decimos. Sí, Encimas es un animal (al igual que tú, y nosotros, y todos los changuitos, chachalacas y pejelagartos que pueblan la Tierra –salvo la mejor opinión del Cardenal Rivera). También es cierto: AMLO cuenta mentiras. De hecho, sería muy interesante hacer un análisis sobre quién es el político mas mentiroso de México. El análisis podría ser por medio de la construcción del Índice del Patrañero Nacional, o, mejor aún, con un concurso estilo Señorita México (“Y dígame usted, candidato, ¿cuánto cree que México va a crecer durante su sexenio? ¿Cuántos minutos necesita para resolver el conflicto en Chiapas? ¿Le gusta o no le gusta la píldora del día siguiente?). A ojo de buen cubero, proponemos a Madrazo, Calderón, Fox y, por supuesto, AMLO, para el primer concurso; después de todo, están todos en campaña. Si alguien tiene la capacidad de contabilizar todas las mentiras que los políticos en México cuentan durante un año -para crear el Índice del Patrañero Nacional- nosotros nos encargamos de postular a esa persona al Nóbel de Economía –en ausencia del Nóbel de Contabilidad, Balance y Arqueo. Si alguno se anima a diseñar el concurso Nuestra Belleza Pinochito a la Mexicana, nosotros ponemos las tangas para la sección en traje de baño.


Armando pregunta: ¿Cierto o no que los segundos pisos no resuelven el problema del tráfico en el DF, pero, que era más fácil y apantallador hacerlos que meterse en broncas con las mafias de micros y demás que, usualmente, están asociadas al PRD?


En general, los segundos pisos son una mala idea. Es mas eficiente mejorar el transporte público –menos contaminación, mayor movilidad, equidad, etc.- que realizar una monumental obra que solo favorece a los que tienen coche o viajan en taxi. Los incentivos políticos de AMLO para hacer el segundo piso parecen evidentes. Sin embargo, nos es difícil decir si la razón para no mejorar el transporte público sobre Periférico y Viaducto era no “meterse en broncas con las mafias de los micros”, como tú lo indicas. De hecho, tu lógica es un tanto complicada de seguir. AMLO le tiene miedo a las broncas con las mafias del transporte, y sin embargo logró crear un sistema de trasporte continuo (Metrobus) en Insurgentes y, según se anuncia, próximamente en otros puntos de la Ciudad, no obstante con esto se afecta los intereses de las mafias del transporte. Y los gobiernos anteriores (del PRI), o los de otras ciudades del país (a excepción de León Guanajuato) no han logrado mejoras sustanciales en sus sistemas de transporte público porque, allí también –con tu propia lógica-, “las mafias de micros y demás, usualmente, están asociadas al PRD”.


Armando pregunta: ¿Cierto o no que la Ciudad de México es, desgraciadamente, una de las más inseguras del mundo? ¿Cierto o no que el narcomenudeo se ha disparado a niveles históricos? ¿Cierto o no que en Iztapalapa, donde están los pobres de los pobres que AMLO va a sacar adelante, la gente no tiene agua y sufre altísimos índices de criminalidad?


La Ciudad de México es muy insegura, pero no nos atrevemos a acompañarte a decir que sea una de las mas inseguras del mundo. Para ello necesitaríamos tener evidencias, mas allá de los lugares comunes que todos utilizan (la Ciudad mas grande del mundo; la ciudad mas poblada del mundo; la ciudad que come mas chile en el mundo; la región que era la mas transparente del mundo; la ciudad con mas chilangos en todo el mundo; la ciudad en la que todos somos licenciados). Por ejemplo, ciudades en donde hay conflictos armados suelen ser mas inseguras, y de acuerdo a Amnistía Internacional, el día de hoy hay guerras o conflictos armados en Irak, Israel, Palestina, Afganistán, Cachemira, Indonesia (Islas Molucca), Nepal, Argelia, Costa de Marfil, República del Congo, Ruanda, Uganda, Somalia, Sudan, Chechenia, y Colombia, por mencionar solo algunos. Ya en estos países puedes contabilizar varias ciudades mas inseguras. Por otro lado, no pocos estudios muestran que en la presencia de mayor desigualdad se incrementa la criminalidad. Y hay pocos lugares tan desiguales como la Ciudad de México. Un debate serio al respecto sería ver las razones de la desigualdad en México –y en la Ciudad de México-, y a quién o quiénes puede ser atribuible, o a qué responde. Ese sería el debate adecuado sobre la delincuencia en el país. Con respecto al narcomenudeo, su combate es y sigue siendo responsabilidad del gobierno federal. Así es la ley, y mientras no le demos atribuciones legales a las policías locales para combatir el narcotráfico, es injusto atribuirles poca actividad al respecto. Finalmente, así como creemos que la criminalidad está relacionada con la desigualdad, también consideramos que el poder del narcotráfico está relacionado con la ilegalidad de las drogas, y la debilidad del estado para combatir el crimen organizado tiene también relación con el poder del narcotráfico. Resolver el problema del narco, de la desigualdad y de la criminalidad no requiere de iluminados, sino de políticas nacionales que tengan un diseño inteligente.


Armando pregunta: ¿Cierto o no que cuando un par de policías fueron linchados en Tláhuac, AMLO declaró que con la gente no hay que meterse, que es la justicia del pueblo?

No fue por el caso de Tláhuac cuando AMLO hizo ese comentario tan irresponsable (siendo él autoridad electa de quien se espera haga cumplir la ley), sino en otro linchamiento –al parecer en las costumbres del pueblo se ha comenzado a excluir al estado. Pero, mi estimado Armando, ¿no te parece que el que un grupo de personas decidan hacerse justicia por su propia mano y cometan la barbarie de quemar –o matar a golpes- a alguien es en sí mismo todo un tema? ¿No habría que analizar los porqué en lugar de detenernos en lo que algún funcionario declaró imprudentemente durante la conferencia de banqueta? ¿Qué hay en el fondo del país, mas allá de AMLO y Fox y Calderón y los 70 años del PRI, que está descomponiendo la capacidad del Estado en México? Entonces, la pregunta sería, ¿qué políticas –entre ellas las económicas- son las que fortalecerían al estado, y quienes las están proponiendo (si acaso alguien las está proponiendo)?

Armado ¿¿pregunta??: ¿Cierto o no que la Ciudad de México ha sido gobernada por el PRD por 9 años? ¿Cierto o no que, de esos 9, 5 correspondieron a AMLO?


Sí es cierto que la Ciudad de México ha sido gobernada por el PRD los últimos 9 años, como también es cierto que el agua moja y el chile pica.


Querido Armando, nunca hemos dicho que AMLO va a cambiar la vida de todos los mexicanos, como tú lo interpretas y dices explícitamente. Tampoco nos hemos declarado los abogados de AMLO, como implícitamente nos colocas. Lo que dijimos en el artículo "Llorar o Votar" es que: la campaña de desprestigio contra AMLO, en lo que se refiere a corrupción, finanzas públicas, populismo y desastre económico están basadas en análisis ligeros y tendenciosos, además de construidos a partir de premisas falsas. Si el día de mañana se hace público que AMLO le vio los calzones a su maestra cuando estaba en sexto de primaria, nosotros seremos los primeros en pedir que se nombre a Serrano Limón fiscal especial contra los crímenes del taparrabo y llame a AMLO a cuentas. Por ahora sólo abogamos por un análisis de las propuestas de los candidatos en lugar de enfrascarnos en los lugares comunes a los que nos invitan los “intelectuales” y los medios de comunicación en México. Allí podremos estar o no de acuerdo, pero por lo menos tendremos la oportunidad de expresarnos con argumentos y no solo con prejuicios o descalificaciones. Es allí –y no en los trusa affair- en donde podremos decidir correctamente nuestro voto.

¡Un enorme abrazo!


Gilberto García Vazquez y Sergio Silva Castañeda